A finales de siglo XIX, la villa de Motilla del Palancar era un pueblo próspero y moderno y que contaba con servicios y comercios de todo tipo.
Algunos oficios han desaparecido, como los despachos de abacería (vendían aguardientes, aceite, o legumbres secas), también los hornos de pan cocer, que eran los hornos donde cada ama de casa iba con su propia masa a preparar el pan para toda la semana. Los tablajeros solían ser los vendedores ambulantes, que montaban sus "tablas" en plazas o mercados. Los guarnicioneros trabajaban el cuero, principalmente para las correas ya otros aparejos que se ponían a mulos o borricos.
El botero preparaba las pieles para hacer botas donde conservar vino o aceite y el calderero hacía cacharros, vajillas o recipientes de cobre, latón u otros metales.
Aquí una muestra de la contribución industrial de 1893